Me gusta la ciudad de noche.
La oscuridad esconde algunas cosas desagradables. Además de dar la oportunidad de resaltar o enmarcar otras.
En casa hay tantas cosas. Me agobia lo lleno que está el espacio. Aquí, mi contribución a la cantidad de cosas es poca.
Por eso, cuando llega la oscuridad mi mente descansa. Dejo de ver todo y escucho o siento el calorcito de ella. Ella es la razón de que este aquí. A veces, sólo se ve el led del celular. En esa oscuridad, esa lucecita acentúa la impresión de vacío y me da paz.
Luego, llega la luz y la ilusión desaparece.
Por otro lado, me pregunto si las cosas ayudan en estas noches y mañanas tan frías.