Le dije que ya no trabajaríamos juntos. Mi idea detrás de
ello fue: ya no te veré, ni tú a mí y eso me entristece. Su respuesta fue: “que mala onda del jefe, comemos equis día
y me cuentas”. Lo cual me sonó a “otro chisme interesante de la oficina,
cuéntame”.
No me sorprende, sí me entristece [lo cual tampoco me
sorprende]. Hay muchas cosas dichas, hay otras que ni siquiera se han
insinuado.
Hasta cierto punto me siento bien porque hable sobre lo que
creía e hice [o intente] lo que quería. En general fui escuchado y las más de las veces, ignorado. A veces me dejaron hacer, a veces pensé que había avanzado mucho: Victorias temporales, sólo algunas batallas ganadas.
La confortable presencia de la esperanza sigue ahí,
alegremente terca. Sin embargo, si ella me dijera que iniciáramos algo, que hay
que darnos una oportunidad. ¿Funcionaria? Hoy me siento bastante roto, lo
suficiente para probablemente no ser funcional… son pocos los días durante los
que no me siento roto. Hay que reconocer que hoy es un mal día y que hay
mejores días en esta depresión.
Definitivamente no es mi mejor momento para buscar empleo, y
aún así debo hacerlo.
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