martes, agosto 02, 2005

De regreso en la ciudad…

Regrese a la ciudad. Entre en ella por auto y por la autopista México-Puebla. ¡Qué deprimente! Los autos, la nata gris, el tráfico, el aire sucio pero lo que lo hace peor es la luz. Llegue a medio día con un sol que ilumina todo, que permite pocas sombras.

Llegar de noche es más bonito, la oscuridad esconde muchas cosas [para bien y para mal], los focos que iluminan cosas escogidas: los tonos amarillos, verdes e incluso los azules le dan una imagen más agradable. Recuerdo que una vez llegue en avión durante la noche. Había llovido bastante y tenían al aeroplano dando vueltas. Los foquitos que se ven desde las montañas de la carretera México-Puebla tienen cierta simetría y también lo ves desde el aire. Pero lo maravilloso de la altura es que ves las líneas que forman los autos al circular. Qué bueno que la única vez que llegue a la ciudad por el aire fuese de noche. No se que pensaría de haber llegado durante el día.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Qué optimismo! Deberías pensar que llegas a la ciudad de la esperanza!!!

Don Pero dijo...

Adoro la ciudad, me fascina la claridad. Para mi no es la ciudad de la esperanza es la ciudad de la promesa. Pero la entrada por la carretera México-Puebla es realmente fea.

Bajas del maravilloso paisaje que es la montaña, de la mejor vista -gusto personalísimo- de los volcanes. Y en seguida antes de entrar ves como una nata gris flota sobre el valle -a veces es más visible que otras- luego te enfrentas a un lugar árido, a un río de aguas negras -una vez me toco salir poco después del desbordamiento del canal "La compañía" junio del 2000-, un cerro de basura -hoy en proceso de forestación-, al trafico y en esa zona usan de los autobuses viejos a diesel que sacan mucho humo. Al menos no suele haber mucho ruido -casi no usan el bocinazo- y suele pasar con cierta rapidez. Agrega la hiriente pobreza de los compañeros esperanzados que se adivina. Y la claridad, esa claridad tan bella y deslumbrante te muestra todo sin pasión ni con dolo. A veces me deprime, a veces me es indiferente, a veces me indigna, a veces me motiva a hacer las cosas bien y a ayudar.